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01/06/2016

La youtuber que te enseña a ser feliz a través de la infelicidad absoluta

 [Publicado en PlayGround]

– ¿Puedo insultar, no?

Es una de las primeras cosas que Esty, más conocida en YouTube como Soy una pringada, me dice desde su plató, que es también su habitación. Acaba de llamar “gilipollas” a el Rubius, el youtuber con más suscriptores de España y el 4º a nivel mundial. Ve en su éxito masivo una señal de que no hay esperanza para la humanidad.

Soy una pringada es el último pelotazo de la escena youtuber en España. Hace un par de meses, el mundo la descubrió gracias a una declaración de odio al hombre hetero más estereotipado. Un vídeo para el que se había rasurado las cejas y escrito en su lugar: “STOP HETEROS” mientras soltaba bilis.A raíz de aquello, Dalas, otro youtuber con casi 2 millones de suscriptores, hizo un vídeo metiéndose con ella. El tiro le salió por la culata, ya que lo único que consiguió es «regalarle» 4.000 suscriptores en 48 horas.

Ya va por los 10.000 y subiendo.

Tal vez no se trate todavía de una cifra espectacular, sin embargo, ella describe a sus suscriptores como fans de verdad, no de los que ven uno de sus vídeos porque se aburren. Y es que, bajo toda la estética trash y todas las palabras malsonantes, hay en el canal de Esty un subtexto muy positivo. En vez de decirnos que todos somos bellos y perfectos y que todo va a salir bien, ella nos ayuda a aceptar que somos unos mierdas como primer paso para poder vivir a gusto en nuestra piel.

María: Del “hola, bebés” de Aless Gibaja contigo hemos pasado al “hola, cachos de mierda”. Solo puedo decir una cosa: ¡¿WTF?!

Soy una Pringada: Mira, cuando era inexperta en YouTube, me di cuenta de que todos les ponían nombres a su fans. Que si “hola, rutilofilos”, “hola modernos”, “hola corazones”. Y también que decían cosas como que amaban a los fans, bla, bla, bla. Que, oye, yo entiendo que los aprecies porque son los que te ven pero de ahí a decir que los amas cuando habrá, entre ellos, gilipollas que si los conocieras te caerían fatal… Por eso lo mío es un antisaludo.

M: Es curioso porque has llegado justo en una época en la que estamos invadidos por el positivismo indiscriminado. Sin embargo, tú tienes una pinta de odiar Mr. Wonderful…

SUP: ¡Qué asco! Es ver una imagen suya y me pongo nerviosa… A mí me inspira mucho más una taza que diga: “Por las mañanas me quiero suicidar” que una en la que ponga que por las mañanas sales a correr y el día es maravilloso. Eso no es positivismo, eso es HIPOCRESÍA.

M: Es que eres lo opuesto completamente. Una especie de activista de la sinceridad. Tu vídeo “Soy mala persona”, en el que admites cosas como que te encanta cuando la gente se suicida, me parece el ejercicio de sinceridad más difícil que he visto en internet.

SUP: Es que a la gente le gusta mucho más sentirse identificada con cosas que no se atreven a decir que no escuchar al puto JPelirrojo diciendo que hay que seguir los sueños… Yo ya me he aceptado a mí misma con mis malos pensamientos y, por eso, ahora digo lo que los demás no se atreven a decir. Le regalo a la gente mis miserias para que se identifiquen y no estén solos.

M: Pero, ¿no hay nada de ironía en tus vídeos?

SUP: Tengo un problema porque, desde pequeña, me encantan el humor y el sarcasmo. Son los que me han ayudado a superar mis problemas. Así que, como llevo tantos años siendo sarcástica, a veces, ni yo misma diferencio entre lo que digo en serio de lo que no. Se ha juntado la realidad con el sarcasmo y esa es mi nueva realidad. Aunque lo del suicidio lo digo en serio…

M: Porque tú, a pesar de hacer bandera de las zonas oscuras de la vida, tienes una historia de superación detrás importante. O sea, estamos hablando de que, de tener mutismo selectivo [un trastorno de ansiedad infantil en el que un niño que puede hablar deja de hacerlo en determinados contextos sociales], has pasado a hablar delante de más de 20.000 personas y creciendo…

SUP: Desde que nací hasta los 12 ó 13 años solo pude hablar con mi familia cercana. Tampoco hablaba en el colegio y no es que no quisiera, es que físicamente no podía. A los 18 descubrí que se llamaba “mutismo selectivo” y que no era la única a la que le pasaba . Después de salir de aquello, tenía muchas inseguridades y empecé el largo proceso de superarlas. He tenido épocas muy oscuras.

M: Además del humor y el sarcasmo, ¿qué te ayudó a salir del bache?

SUP: El cine, las series y, sobre todo, las drag queens. Ellas son libertad total. Cuando vestirse de mujer en esta sociedad está fatal visto, ellas se ponen peluca, un vestido y salen al mundo sin miedo a que las juzguen. El “dragqueeneo” es un juego que me ha enseñado que no hay que tomarse la vida tan en serio y hay que ser uno mismo a pesar de las consecuencias que eso pueda tener. Siempre desde el vive y deja vivir, claro.

M : También hablas mucho de cómo te ha ayudado la cultura trash a conseguir a aceptarte con tus cosas buenas y malas, ¿hay más sinceridad en la basura que en el buen gusto?

SUAP: Yo me fío mucho más de una persona que es ella misma a pesar de quedar en ridículo que de alguien que se amolda al canon y tiene que guardar las apariencias. Esa persona no sabes cómo es realmente y no me gusta. Sin embargo, Aramis Fuster está mal de la cabeza pero es ella misma o Tamara-Ámbar-Yurena, por muy friki que se la considere, sabes cómo es.

M: Acabas de mencionar a dos grandes referentes trash del gran vertedero que fueron los años dos mil. ¿Al final, es la mierda lo que acaba perdurando?

SUAP: Hay que ser muy, muy bueno para perdurar fuera de tu época. Sin embargo, mira “Tamara la buena” que en los primeros dos mil todo el mundo decía que cantaba muy bien y que sus baladas eran muy bonitas y, ¿ahora dónde está? Pregunto.

M: Sin embargo, a la pobre “Tamara la mala”, a quien le quitó el nombre artístico, ahí sigue en el prime time de Telecinco… Con las cosas que dices y las barbaridades que te contestan ¿aplicas algún tipo de censura en los comentarios?

Qué va. Yo he llegado a un punto en el que me conozco muy bien y sé perfectamente que tengo unos defectos determinados y unas virtudes determinadas y, si me hablan de uno de mis defectos en los comentarios, es que ya lo sé… No puede afectarme que me digan lo que ya sé.

M: ¿Qué le dirías a la gente que opina que dices todas esas cosas de ti misma porque te odias?

SUP: Esos comentarios me ponen histérica porque no entiendo el proceso mental que ha seguido esa gente. Cuando te odias a ti misma, no te atreves ni a twittear por si te juzgan. O sea que menos aún a hacer un vídeo en el que cuentas todas tus miserias. Es imposible. Solo una vez que te has aceptado a ti mismo eres capaz de contar todas esas cosas que, cuando te odiabas, no hubieras contado ni por un millón de euros.

Entonces, ¿le recomiendas a todo el mundo empezar a airear sus secretos más profundos?

M: Si te da ansiedad lo que piensen de ti hasta cuando twiteas, no porque te vas a rayar. Si estás en una época de tu vida en la que estás, más o menos bien, y te da todo igual, sí porque es una liberación total.

Volviendo a Aless Gibaja, sería genial ver una entrevista cruzada entre ambos.

Sería nihilismo contra ganas de vivir y sería interesante. Él es todo felicidad pero lo que pasa es que la felicidad es muy efímera. En ese sentido, el positivismo ofrece una única solución a los problemas que es la de ser feliz. Sin embargo, si partimos de la base de que las cosas son una mierda y todo va a salir mal, se le pueden buscar soluciones a los problemas. La felicidad es muy superficial.

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