Imagen: Manuel Aguado Coll
En una escena de Los exiliados románticos, la nueva película de Jonás Trueba, uno de los personajes se planta en París, ataviado con la camisa más fea jamás confeccionada, y le recita a una mujer, a la que apenas conoce, una carta de amor de varias páginas en francés (sin hablar él nada de eso).
Es imposible no reconocerte a ti mismo en el patetismo de la situación en algún momento de tu vida. De hecho, mientras yo espero mi turno para poder hablar con Jonás, me siento un poco así. No porque vaya a leerle una carta de amor ni nada por el estilo pero sí porque es imposible no sentirse un poco idiota antes de entrevistar a alguien con cuyas películas te sientes identificado.