Cuando uno se encuentra un cómic como Que alguien se acueste conmigo, por favor de Gina Wynbrandt en el catálogo de un gran grupo editorial no sabe si preguntarse qué hace una chica como ella en un sitio como ese o celebrar el primer atisbo del indie de hoy convirtiéndose en el mainstream de mañana. Y eso es maravilloso porque en una industria dominada por una mirada tradicionalmente masculina, hacen falta más como la suya. Porque Gina, con una honestidad brutal, ha demostrado que lo que lleva a una veinteañera a enamorarse de Justin Bieber como una quinceañera puede ser desternillante, pero, en ningún caso, tonto.
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