He vuelto al pueblo de mi madre después de tantos años de haber conseguido no ir. Hoy he vuelto al pueblo, en Domingo de Ramos y con las uñas muy mal pintadas. La gente iba de punta en blanco porque había procesión. El «dress code» era el de una boda. Vestidos de fiesta reciclados y de estreno complementados con bolsas del supermercado para guardar los caramelos y las monas y los huevos duros. Y después los taconazos en la gravilla de la feria. Y los rodales de sudor a la altura de las axilas en un botellón en el aparcamiento de una nave. Hoy he vuelto al pueblo y he comido churros con chocolate a la hora de comer y después me he emborrachado para perderle el miedo a acariciar a los perros de mi tía mientras mi madre me hablaba de una olla a presión. Y cuando he ido a acariciarlos, me han huido. Hoy he vuelto al pueblo y hacía calor de verano pero los árboles aún no estaban en flor.
He vuelto al pueblo
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