Kate Bolick entra en la habitación y rompe de un plumazo todos los estereotipos asociados culturalmente a una mujer soltera de más de 40 años. De hecho, ella misma se define como “solterona”, un término que reivindica con el mismo valor que se le aplica al “soltero de oro” del hombre.
Si esto fuera una película, en el mejor de los casos, Kate sería representada como una mujer de éxito, algo superficial y despiadada que se reencuentra con una vieja amiga desbordada por el peso de la vida familiar. Claro que, hacia el final de la misma, descubriríamos que, en realidad, es ella la que envidia a la casada porque “no hay nada como el hogar” y todo eso.
Por suerte, esto es la realidad y Kate no solo es alguien cuya vida no te importaría tener sino que, con cada gesto, transmite serenidad, inteligencia y dulzura.
Malpaso acaba de publicar su historia, Solterona, un ensayo brillante sobre cómo la periodista se crio pensando que acabaría casándose pero que, sin embargo, cuando le llegó el momento de dar el paso, el deseo se había esfumado.