El teléfono suena, Joaquim lo deja sonar tres veces y solo entonces contesta:
Por cuestiones de anonimato y confidencialidad, no se me permite conocer su contenido. No obstante, a través de las escasas contestaciones de Joaquim, no me es difícil deducir que , al otro lado de la línea no hay nadie con problemas técnicos sino alguien que se siente solo y no puede dormir.
El reloj marca la medianoche y, en el local, solo quedamos Joaquim, otro voluntario y yo.
A unos pocos kilómetros, el centro de Barcelona bulle con las primeras fiestas del fin de semana. Por el contrario, a mí me invade la sensación de que, en el mundo entero, solo quedamos nosotros despiertos.